ABEJAS, LA MIEL DE LA VIDA


Las abejas son seres maravillosos. Su vida es un auténtico y dulce regalo para quienes habitamos este planeta. Sin ellas nuestro mundo sería diferente a como lo conocemos. Viven en casi todo el mundo, salvo en las regiones donde el invierno es demasiado frío. Son muy sociales, no pueden tener una existencia aislada y necesitan vivir en una colonia. La información esencial a la organización de la colmena proviene de las feromonas segregadas por la reina y por las obreras. Se trata de sustancias mensajeras que circulan de una a otra a través de la boca y de las antenas, las que complementan a su vez con vuelos y danzas muy especiales. 


Las obreras son exclusivamente abejas hembras, las más numerosas de la colonia (cerca de 30.000 hasta 70.000 por colmena). Trabajan sin tregua, y se encargan de todas las tareas inherentes al buen funcionamiento de la colmena. Durante los cuatros primeros días de su vida, la obrera limpia los alvéolos y la colmena. Del día 5 al día 11, es nodriza y ceba de jalea real las larvas de los alvéolos reales. Del día 11 al día 13, se convierte en almacenera: su papel consiste en almacenar el polen y el néctar en los alvéolos y en ventilar la colmena, agitando muy rápidamente sus alas, para mantener así una temperatura y humedad constante. Del día 14 al día 17 las glándulas productoras de cera de su abdomen ya desarrolladas, se vuelve cera y edifica los panales. Del día 18 al día 21 es centinela y está de guardia a la entrada de la colmena para rechazar a los intrusos, avispas, mariposas e incluso a los zánganos. A partir del día 22 y hasta su muerte irá de flor en flor a cosechar néctar, polen y propolis : se vuelve libadora y trae la comida a la colmena. 


Los zánganos son los únicos machos de la colonia. Son solo un centenar, son más gordos, más redondos y más peludos que las obreras. Son tolerados en el seno de la colmena como fecundadores potenciales de la reina y viven en primavera y en verano. En una colonia de abejas sólo puede haber una reina. Nace en un alvéolo real, un alvéolo más grande que los otros de forma alargada construido especialmente por las obreras para abrigar larvas reales. Para asegurar la perennidad de la especie la colmena tiene siempre varios alvéolos reales conteniendo cada uno una larva alimentada con jalea real y susceptible de volverse reina. Tres a seis días después de su nacimiento, la joven reina emprende el vuelo para un vuelo nupcial único hasta que sea fecundada, para luego volver a la colmena, dónde empieza su vida de ponedora. Jamás saldrá durante los 4 o 5 años que dure su existencia y tendrá una sola misión, poner sin descanso ¡hasta 2.000 huevos al día! (cerca de 1 huevo/minuto). Continuamente rodeada, protegida y alimentada por las obreras, es el objeto de todos sus cuidados. Luego para determinar toda la vida de la colmena, segrega una sustancia química llamada feromona, específica de cada colmena, indispensable a la cohesión social. Las abejas tocan y lamen ésta secreción, de donde sacan toda la información necesaria a la organización del trabajo.  


Sus ojos compuestos muy móviles y muy perfeccionados, le permiten ver en todas direcciones alrededor de ella, incluso detrás. Sus antenas perforadas de agujeros minúsculos, le sirven de "nariz". Las abejas son muy sensibles a los olores, pueden localizar fuentes de néctar lejanos y comunicar entre ellas por secreciones olorosas.Su boca tiene dos mandíbulas poderosas, que sirven para cortar, pinzar, cepillar, dar forma a las escamas de cera, amasar el propóleo, construir las paredes de los alvéolos. La abeja posee una trompa dotada de una lengua retráctil que le permite aspirar hasta lo más profundo de las flores.Sus seis patas son también una herramienta de trabajo muy perfeccionada: las patas delanteras, provistas de pequeñas ventosas le permiten agarrar el polen, engancharse a cualquier soporte, y limpiar sus antenas. Las patas posteriores peludas y con hendiduras en forma de cuchara, están dotadas de bolsas de polen o cestillas, donde carga y amontona, su precioso botín y de ganchos que le permiten colgarse las unas a las otras para formar un enjambre o una cadena cerera . El abdomen contiene el buche , una especie de reserva donde la abeja acumula el néctar, la miel, el maná, y el agua, que puede luego expulsar conforme a sus necesidades. Sus dos pares de alas membranosas ofrecen menor resistencia al aire y le permiten volar en todos los sentidos, hacia adelante, hacia atrás, y sobre los lados, son poderosos ventiladores que producen unos sonidos particulares para comunicarse. La abeja sólo pica una vez, en caso de necesidad, para defender su territorio y/o sus reservas : su aguijón clavado desgarra una parte de su abdomen y muere rápidamente.


Toda la información esencial a la organización de la colmena proviene de las feromonas segregadas por la reina y por las obreras. Se trata de sustancias mensajeras que circulan de una a otra a través de la boca y de las antenas y de las que sacan toda la información.Las feromonas sirven por ejemplo para identificar lugares - identificación de la colmena, localización de manantiales de néctar, de lugares de enjambrazón, de la reina por los zánganos durante el vuelvo nupcial, para emitir señales de alarma, controlar las reservas de comida, equilibrar la población regulando la puesta de la reina, mantener en permanencia la temperatura y la humedad ideales en el seno de la colmena. Además las abejas poseen entre ellas un lenguaje codificado muy preciso, el del baile : éste baile ejecutado por las abejas exploradoras a su llegada a la colmena, informa a las demás sobre el lugar y la distancia de una fuente de abastecimiento. 


El baile en círculo significa un lugar muy cercano (menos de 25 metros). Para lugares más lejanos hasta una decena de kilómetros, el baile bullicioso o baile en ocho con figuras más complejas, indica en función de las oscilaciones abdominales y de las vibraciones emitidas, la distancia del botín a recoger. La dirección se expresa respecto a la posición del sol. La distancia por el número y la velocidad de las vueltas efectuadas por la abeja sobre sí misma.   

 
La miel
Cuando la abeja pecoreadota extrae el néctar de la flor, lo almacena durante cierto tiempo en su "buche", ahí gracias a la acción de una enzima, la sacarosa que viene en el néctar, se transforma en glucosa. Una vez que la abeja tiene el "buche" lleno se dirige al panal y regurgita o "desembucha" su mezcla, la cual es recogida por otra abeja( obrera) que a su vez la almacena en el "buche" y deshidrata el néctar.El proceso de deshidratación consiste en "desembuchar" un poco de la mezcla y colocarla entre su mandíbula y su lengua, donde la mantiene durante unos segundos expuesta al aire. Posteriormente traga esta porción de mezcla y "desembucha" otro poco; repite este paso de 80 a 90 veces. Durante la deshidratación la mezcla pierde agua, sin embargo seguirá condensándose cuando la abeja la deposite en la celda, esto gracias al clima de la colmena (35°C, aproximadamente) y a las corrientes de aire que producen las abejas ventiladoras que se colocan a la entrada del panal y agitan sus alas para forzar la entrada de aire fresco. En todo este trabajo que realizan las abejas, desde recolectar el néctar hasta depositar la mezcla en la celda, la sustancia pierde hasta 80% del agua que traía originalmente, a pesar de eso el resultado es una sustancia deliciosa.


Las abejas al libar tienen un papel esencial en la polinización, la multiplicación de las especies florales y el desarrollo de los cultivos frutales ¡sin polen, no hay fruta, sin abeja no hay polinización! Las abejas son muy sensibles a la polución. Es esencial que respetar el medio ambiente y mantenga las condiciones favorables a su desarrollo: evitando por ejemplo los tratamientos químicos nocivos sobre los cultivos frutales, la destrucción de los setos vivos que bordean los campos, ricos en plantas melíficas, o el abandono de cultivos como la alfafa o el trébol, grandes productores de néctar. La miel es un alimento 100% natural no caduca nunca, al menos la miel encontrada en las tumbas de los faraones del antiguo Egipto conserva intactas sus virtudes. La solidificación del producto es muestra de su pureza y retorna al estado fluido inicial al calentarla al “baño María”.


La miel posee actividad antibiótica natural gracias a unas sustancias llamadas inhibinas. Tal es su eficacia, que los microbios no sobreviven más de unas pocas horas en miel. Sus efectos antibióticos pueden variar ligeramente en función de las flores visitadas por las abejas. Las propiedades antisépticas y antibióticas de la miel se aprovechan tanto por su uso local, aprovechando de paso sus virtudes cicatrizantes, como por el consumo habitual. Entre los beneficios de la miel más conocidos está la de aliviar infecciones de garganta y faringe por su efecto demulcente. Las propiedades expectorantes de la miel completan su actividad medicinal en todo tipo de afecciones respiratorias tanto infeccioso o irritativo. Por sus enzimas, que la hacen un alimento digestivo, y su elevado contenido en azúcares de diversa velocidad de absorción resulta un alimento muy indicado en caso de fatiga física o para deportistas. Entre las propiedades nutritivas de la miel está su capacidad remineralizante del organismo así como su aporte de vitaminas del grupo B. La miel es además un alimento depurativo, pues favorece la actividad hepática y propiedades antiinflamatorias podrían ser de utilidad en procesos reumáticos. Así también es posible encontrar otros muchos beneficios a través de la Apiterapia que consiste en la disciplina integral de salud en base a las abejas.