¿CÓMO NACE EL VIENTO?


El viento se origina en las diferencias de temperatura entre la tierra y el mar, junto con el movimiento de rotación, geografías, relieves, momentos del día, o lugar en el planeta. El viento nace de la energía del Sol como fuente de calor, que viaja millones de kilómetros en el espacio y genera diversos movimientos y transformaciones de energía en la superficie y en la atmósfera de nuestra tierra. El movimiento del aire se debe principalmente a una propiedad intrínseca de los gases; el aire caliente sube y el aire frío baja, originando flujos horizontales y verticales de grandes masas de aire que circulan en el espacio planetario.


Por ejemplo en el día el sol calienta la tierra firme más rápidamente que el que está sobre el mar y el aire de las costas se expande y eleva, provocando que el viento fluya desde el mar hasta las costas. En la noche pasa lo contrario puesto que el agua retiene el calor más tiempo que la tierra. Los diferentes materiales que componen la superficie no absorben esta energía igual. Este calentamiento desigual produce zonas de alta y baja presión, lo cual provoca el movimiento del aire.


A nivel planetario, el ecuador es la parte del Planeta más cerca del sol y, por lo tanto, más caliente; de ahí se origina el aire caliente y la circulación mundial del viento, donde el aire circula principalmente de manera vertical, en esta zona el aire caliente sube, mientras que el aire frío lo empuja, y al estar en lo alto el aire, se enfría y regresa a la tierra.

La circulación del viento en el resto del planeta se influye por el efecto Coriolis; este es el nombre del movimiento del aire causado por la rotación del Planeta y como resultado el viento sopla del nordeste al sudoeste en el hemisferio norte y del sudeste hacia el noroeste en el hemisferio sur. El mismo movimiento circular que existe en la zona ecuatorial ocurre en las zonas que se denominan las células Hadley (entre 30° de latitud norte y sur, excluyendo la Zona de Calma Ecuatorial), células de latitud media (30° - 60° norte y sur, respectivamente) y células polares (60° - 90° norte y sur, respectivamente).


Cuando el aire caliente sube en el ecuador, al bajar se desplaza en forma parecida a una fuente hacia el norte y el sur, uniéndose con las corrientes de las células Hadley. La combinación de las diferentes células, el efecto Coriolis y los cambios de temperatura en las diferentes estaciones resulta en un sistema complejo de movimiento del aire en todo el planeta; estos ciclos tienen un efecto estabilizador sobre el clima mundial. ¡Al no existir estas corrientes, la zona ecuatorial sería 14° más caliente y los polos serían 25° más fríos!


El movimiento del aire en la troposfera tiene dos componentes: la horizontal, que es la más importante (cientos y hasta miles de km) y la vertical (10 km o más) que siempre compensa, con el ascenso o el descenso del aire, el movimiento horizontal del mismo.


Y en tipos de vientos que recorren grandes distancias ocurre el mismo proceso. Así tenemos que los vientos alisios, que circulan entre los trópicos y el ecuador, recorren grandes distancias en sentido noreste-suroeste en el hemisferio norte y en sentido sureste-noroeste en el hemisferio sur. La existencia de montañas u otras irregularidades geográficas también afecta el movimiento del aire.



Para la cultura japonesa Fūjin es el dios del viento, y uno de los dioses más antiguos de la creación. Estuvo junto a Amaterasu en la creación del mundo, hizo soplar vientos desde su sabana sagrada y despejo la niebla del mundo, dando paso a que los rayos del sol brillaran por primera vez en la tierra. Para los Egipcios era conocido como Amon, “El oculto", "Padre de todos los vientos", "Alma del viento", "El dios único que se convierte en millones", "Aquel que habita en todas las cosas", "Amón-Ra, señor de los tronos de las dos tierras". 

En la mitología azteca y para otras culturas de Mesoamérica, Ehécatl era el dios del viento, apareciendo en el aliento de los seres vivos y en las brisas que traen las nubes con lluvia para los sembradíos, es uno de los dioses principales de la creación y héroe cultural en las mitologías de creación del mundo, su aliento inicia el movimiento del Sol, anuncia y hace a un lado a la lluvia. Trae vida a lo que está inerte.

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