LA RISA REMEDIO INFALIBLE


La risa es un comportamiento mundial. Todas las culturas ríen. Donde vamos, reconocemos lo que pasa cuando alguien se ríe, y sabemos lo que significa. La risa es innata. Es una fuerte expresión vocal de emoción positiva. Involucra la respiración, la fonación, los movimientos de la cara y a veces todo el cuerpo. En el cerebro se activa el sistema límbico, responsable de las emociones. Cuando nos reímos los músculos intercostales se contraen repetidamente, lo que fuerza al aire a salir con más fuerza que al hablar e interfiere en el habla que es una expulsión más controlada de aire.
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Tiene un efecto analgésico, favoreciendo la producción de endorfinas y encefalinas en el cerebro. Cada carcajada pone en marcha cerca de 400 músculos incluidos algunos del estómago que sólo se pueden ejercitar con la risa. Favorece además la eliminación de bilis, el diafragma se abre y cierra facilitando la digestión, mejora la circulación, elimina toxinas, estrés, se limpian los ojos con lágrimas, la nariz se limpia y despeja al hacer vibrar la cabeza, rejuvenece la cara al estirar y estimular sus músculos, despeja los oídos, fortalece el corazón, mejora la capacidad respiratoria haciendo entrar el doble de aire a los pulmones, oxigenando mejor la piel y todos los órganos, baja la hipertensión al relajar las arterias, aumenta el número de linfocitos, citoquinas y algunas inmunoglobulinas, reforzando el sistema inmunológico, y una de las mejores armas contra la depresión.



La risa es físicamente muy contagiosa. Existe un cierto tipo de neuronas llamadas neuronas espejo. Si veo a alguien agarrar un objeto, en mi cerebro se activan las neuronas responsables de los movimientos de agarrar objetos. Ponerme en lugar del otro significa reproducir mentalmente su acción. Las neuronas espejo están muy presentes en la risa. Cuando oyes una risa se activan las mismas regiones cerebrales que controlan el movimiento facial de la propia risa. Esta activación es una incitación a unirnos a la risa de los otros. 


Está comprobado que los estados de ánimo influyen de manera muy positiva en la salud de las personas, aun en las personas que se encuentran en estados terminales. Es una de las pocas cosas que individualizan al ser humano y a algunas especies de homínidos respecto a otros animales; los etólogos señalan que el humor es ante todo un rictus que aparece en los labios de los primates y se muestra cuando éstos se enfrentan a situaciones para ellos absurdas o incomprensibles.


Cuando nos reímos, pareciera ser que todos los problemas y preocupaciones quedan detrás. Y, al menos por un instante, esto es así. Este pensamiento ha llevado a varios científicos a estudiar los efectos de esta reacción hilarante en el organismo humano, teniendo siempre como premisa que algo tan placentero podría acarrear beneficios a nivel corporal.


Se ha comprobado que los pensamientos agradables provocan un mejor ánimo y, en consecuencia, aumentan nuestras defensas, haciendo que la felicidad puede hacernos más saludables. En ése sentido, los especialistas creen que la felicidad vendría a ser como las golosinas para el cerebro, algo que hace que nuestra mente se sienta consentida. Otros  aseguran que la risa puede disparar la producción de endorfinas por parte del cuerpo. Éstas actúan como analgésicos para el cerebro. Asimismo, afirma que la risa puede regular el ritmo cardíaco y bajar la presión arterial.

El sonido de la risa es más fuerte y agudo que el del habla. Puede ser una facultad que se va perdiendo con la edad. Los niños ríen 300 veces al día y los adultos apenas 80. Muchos adultos no ríen en absoluto. Quizá porque ya nada les sorprende. Quizá porque faltan las hormonas o las fuerzas. Quizá hay algo claro de la risa es que es un comportamiento social. La risa no solo ocurre cuando se hacen o se leen bromas. Sucede hasta 30 veces más que cuando estamos con otros. Nos reímos más si nos gusta la gente con la que estamos o si queremos gustarles. Cuando estamos con los amigos y nos reímos, manifestamos nuestros lazos de unión con ellos mediante la risa. 


Nos ubica intensamente en el presente, es decir en el aquí y en el ahora, lo cual rompe con el círculo vicioso de conectarnos con el pasado, el cual no podemos cambiar y con el futuro, el cual no podemos controlar. Suaviza las emociones más dolorosas, tales como el miedo, el enfado, la tristeza y el aburrimiento. Aumenta nuestras habilidades sociales y facilita la comunicación, lo cual mejora nuestra autoestima. Nos permite romper nuestros bloqueos e inhibiciones. Disminuye nuestra tendencia a la crítica y al juicio hacia las personas que nos rodean. Disminuye nuestros niveles de ansiedad y nos hace sentir más seguros.


El amor, que es la naturaleza de nuestro corazón, surge con mayor plenitud, permitiéndonos experimentarlo y gozarlo en su totalidad. Todos los seres humanos, sin excepción alguna, tenemos derecho a sentirnos dichosos y alegres, sin embargo, con frecuencia, le asignamos un significado negativo a las situaciones adversas que se nos presentan en la vida, reaccionando en consecuencia con enfado, tristeza, desilusión, depresión o con cualquier otra actitud negativa.


La risa, representa la posibilidad de alcanzar un estado de alegría permanente sin motivo alguno. Es una hermosa puerta que se abre y nos permite descubrir nuestras cualidades, nuestra luz, nuestra energía, nuestro potencial ilimitado, nuestra fuerza interior, nuestra creatividad, nuestra belleza, nuestra espontaneidad. Es también una oportunidad para sentir la vida tal cual es y para aceptarnos tal y como somos, y no como creemos que deberíamos ser. Es una invitación a jugar y a compartir, y a vivir el aquí y el ahora, que es el momento más presente, en el que no nos detenemos a pensar ni a juzgar, ya que cuando reímos, nos encontramos en un estado total de meditación.


Cuando un ataque de risa va seguido de tos, también sirve para aclarar los pulmones. Veinte segundos de risa con ganas, serían el equivalente cardiovascular a tres minutos en una máquina de ejercicio. Hay formas de causar gracia, convirtiendo acciones que habitualmente carecen de sentido humorístico, asociándolas con acciones que alguna vez han despertado risa. Así también podemos asociar una acción con otra; esta última con un sentido poco usual o raro, incluso con acciones que a menudo no se dan porque sí. La comparación del suceso con la nueva acción, permite comparar a seres humanos con animales, o viceversa, comparar personas de una posición social alta con una menos desafortunada, y así sucesivamente.


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